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Hortelanos

Si has llegado hasta aquí probablemente ya sabes que hace 3 meses pusimos en marcha una experiencia piloto para implantar la semana laboral de cuatro días. Ahora, como os prometimos, hacemos balance y compartimos con vosotros las dificultades y los aprendizajes que nos hemos encontrado en el camino, así como la decisión definitiva que hemos tomado. 

La clave es la cultura de empresa

Nosotros no tenemos patentes, ni máquinas, ni edificios ni tecnologías súper avanzadas. Lo más importante que hay en Hortelanos somos las personas. Ponerlas en el centro es nuestra estrategia de negocio para que el proyecto empresarial sea sostenible en el tiempo. 

Las personas tienen que participar; sentirse escuchadas; proponer; equivocarse; aprender; y crecer. Y así se genera confianza la necesaria como para saber que vamos a hacer nuestro trabajo en tiempo, forma y fondo; que si alguien se toma un descanso es porque lo necesita y que terminará las tareas en otro momento; y que no se pasará la mañana viendo vídeos de Pantomima Full mientras el resto trabaja (aunque algunos sí que vemos de vez en cuando). 

Y lo más importante, todos nos sentimos responsables de nuestro trabajo, de la satisfacción del cliente y en definitiva del devenir de la empresa. 

Una cultura empresarial que pongo el foco en las personas es la principal palanca que cualquier organización tiene a su disposición para implantar una semana laboral de 4 días o cualquier otra medida que favorezca la conciliación. 

¿Somos más productivos? 

Para responder a esta pregunta nos tenemos que retrotraer al año 1919. Fue entonces cuando se implementó la jornada laboral de 8 horas, con un máximo de 48 horas semanales. El actual estatuto de los trabajadores, aprobado en 1980, recoge un máximo de 40 horas trabajadas a la semana e incluso existe una directiva europea que establece el límite en 48 horas, aunque es cierto que en ningún país de la UE se aplica y generalmente se acercan más a las 40 horas. 

En 1919 no existían los ordenadores y en 1980, cuando nosotros ni si quiera habíamos nacido, tampoco teníamos móviles, email o una herramienta como Metricool que te permite hacer un informe de métricas digitales de manera automatizada en apenas unos segundos. Ni si quiera nuestros puestos de trabajo existían entonces. 

No nos parece razonable que las normas que se establecieron hace 40 años o 100 años sean las que rijan cómo debemos trabajar. ¿Por qué 40 y no 37 o 41? ¿Por qué cinco días y no siete o tres?

Hoy, disponemos de la tecnología y del conocimiento para ser más productivos y hacer el trabajo de forma más eficiente y en menos tiempo. Trabajar cuatro días nos obliga a ser más ágiles para tomar decisiones, a no demorar cuestiones, a no alargar reuniones de manera innecesaria. Por norma general no estamos trabajando más horas al día que antes. Así que la respuesta es que sí: somos más productivos.  

¿Lo han notado nuestros clientes?

No. Cuando comenzamos con esto, lo comunicamos en nuestras plataformas digitales, pero decidimos (de manera consciente) no hacer una comunicación específica a nuestros clientes. La mayoría de ellos no saben que trabajamos cuatro días a la semana y los que lo saben, no han notado que el servicio o la calidad del trabajo haya disminuido, o al menos esa es nuestra percepción. 

¿Y podemos cumplir siempre?

No, rotundamente no. A veces hay un evento que cae en viernes, un shooting o alguna circunstancia que implica a más personas (normalmente no hemos tenido problema para gestionar agendas y evitar las reuniones, eso si). Son circunstancias casi inevitables y seguirán ocurriendo. El objetivo tiene que ser que podamos mover sin problema ese día extra de descanso a otro de la semana. 

Además, en nuestro trabajo el servicio al cliente es un componente esencial y muchas de los proyectos son de base digital por lo que funcionan 24/7. De forma habitual tenemos que realizar alguna tarea en sábado o domingo, ahora también los viernes. Pero lo entendemos como una parte de la flexibilidad que requiere nuestro trabajo y los beneficios superan con creces a los debes. 

La principal barrera somos nosotros mismos

En este tiempo hemos detectado ciertas barreras y casi siempre las hemos creado nosotros, de manera innecesaria. Cierta sensación de “no estar trabajando lo suficiente”. Remordimientos por estar haciendo un recado mientras los compañeros trabajan; o la tentación de dejar algo para el viernes que sabes que estás más tranquilo. Con las semanas, estas sensaciones han ido apaciguándose y poco a poco lo iremos asumiendo como algo totalmente normal. 

Herramientas para mejorar la productividad

Con esto no vamos a descubrir nada puesto que su uso está muy extendido, pero sí hemos incorporado alguna herramienta nueva para coordinarnos mejor y mejorar la comunicación interna y ciertas tareas.

  • Asana como software de gestión de proyectos 
  • Toggle para imputar horas a los proyectos
  • Slack para la comunicación interna, aunque esta nos está costando un poco más implementarla, pero al menos ya hemos reducido el uso de Whatsapp). 
  • Dropbox como herramienta en la nube
  • Skype para videoconferencias
  • Metricool para hacer informes 
  • Semrush para benchmarking 
  • Airtable para calendarios de contenidos, aunque de momento la hemos aparcado porque no nos resulta práctica. 

Dicho todo esto, queremos hacer una reflexión y un anuncio. 

La reflexión: durante estas semanas hemos recibido ciertos comentarios despectivos por parte de algunos profesionales que consideraban que esto es inviable y que lo que pretendíamos era hacernos los guays. Todavía hay una mentalidad de control y presencialismo demasiado arraigada en nuestro entorno. Esto no favorece ni la productividad, ni la innovación ni la conciliación. Del desarrollo y la retención del talento ni hablamos. Sin una cultura empresarial proclive, adoptar estas medidas será difícil. Pero también pensamos que es algo que se irá extendiendo de manera progresiva y nos alegramos. 

El anuncio es sobre si implantamos o no la semana laboral de 4 días, y la decisión ha sido unánime: se queda. 

Durante los próximos meses, trataremos de que su aplicación sea plena, de mejorar nuestros procesos, comunicación interna y forma de trabajo. También trataremos de mejorar nuestras condiciones de trabajo, empezando por los salarios; y siguiendo por añadir otros beneficios sociales que decidamos entre todos (actualmente disfrutamos de una cesta de verdura ecológica mensual, servicio de fisio o nutrición o cuota del gym, ayuda por acudir en bicicleta o transporte público, teletrabajo y vacaciones ilimitadas). 

Todos nosotros hemos trabajado en otras agencias anteriormente. Conocemos cómo funciona este sector. Por eso, sabemos bien que vivir en un sinvivir no es vida. Y si nos quedamos a cenar pizza en la agencia, que sea porque nos apetece hacerlo 🙂 

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